Lo que no cuenta el SESPA la relación entre contaminación y las 900 muertes anuales por ictus en Asturias

El 29 de Octubre se conmemoró el "Día Mundial del Ictus" Bajo el lema: ¡Actúa contra el ictus! Por ti, por los tuyos; pero el Servicio de Salud del Principado de Asturias (Sespa) parece olvidarse de actuar y denunciar uno de los factores de riesgo la contaminación y en concreto contaminación por PM 2,5, partículas menores a 2.5 micrómetros (100 veces más delgadas que un cabello humano) y que son capaces de penetrar en el organismo a través de nuestros pulmones.
En Asturias, el ictus origina alrededor de 900 muertes anuales y es la principal causa de fallecimiento en el conjunto de la población (7,4% en 2011), la más importante entre las mujeres (9,1%) y la tercera entre los varones (5,8%), además de las importantes secuelas que suele dejar en quienes la padecen. 

El ictus es una alteración brusca de la circulación sanguínea cerebral que se origina por la formación de un coágulo que cierra el paso de la sangre o por la rotura de un vaso, que da lugar a una hemorragia o derrame cerebral. En Asturias, como en el resto de España, los ingresos hospitalarios motivados por enfermedades cerebrovasculares aumentaron como consecuencia del envejecimiento paulatino de la población; pero en Asturias también aumenta su incidencia entre la población joven.
Según datos del Grupo de Estudio de Enfermedades Cerebrovasculares de la Sociedad Española de Neurología, se estima que cada año 130.000 personas sufren un ictus en España, provocando la muerte en un 30% de los casos y una discapacidad grave en el 40%. Aunque suele afectar a personas mayores, también puede producirse en jóvenes.
Según datos de la OMS, esta enfermedad es la primera causa de discapacidad permanente en los adultos y se calcula que casi la mitad de los supervivientes de un ictus (alrededor de un 45%) tiene alguna dependencia funcional.

Contaminación por PM 2,5, un gran riesgo para nuestra salud a corto y largo plazo
En Asturias donde se aplica la legislación europea se permite una media anual de 25 microgramos por metro cúbico, mientras que la OMS ya en 2005 estableció que el umbral de protección a la salud debía ser inferior a 10; y en Estados Unidos el valor límite es de 15.
Su impacto en la salud está demostrado por cada vez más estudios. Por ejemplo en el año 2010, investigadores españoles relacionaron la contaminación de las partículas del diésel con el aumento de mortalidad  por infartos, cardiopatías isquémicas e ictus en Madrid.
Otro informe emitido por el Centro Médico Beth Israel Deaconess en Estados Unidos, analizó la relación entre el riesgo de ictus o accidente cerebrovascular y la exposición a la contaminación atmosférica, sobre más 1.700 personas que acudieron al hospital habiendo sufrido este tipo de afecciones.
Los resultados del estudio permitieron calcular que los primeros síntomas del accidente cardiovascular aparecen 12-14 horas después del pico máximo de exposición a la contaminación. Dato que resultará de gran utilidad para conocer los mecanismos por los que las partículas PM 2,5 causan un ictus. Además han determinado que las partículas microscópicas carbonosas y el dióxido de nitrógeno, dos contaminantes asociados con el tráfico y cualquier motor o caldera de combustión, están estrechamente vinculados con el riesgo de accidente cerebrovascular, lo que sugiere que la contaminación de los coches y los camiones pueden ser un grave problema de salud.

Más contaminación igual a: peor salud y más pobreza
Otro estudio europeo financiado por la Comisión Europea en el que participaron 12 países se concluyó que la esperanza de vida de las ciudades europeas se incrementaría hasta 22 meses y se ahorrarían 31.500 millones de euros en gasto sanitario si la UE endureciera el control sobre la contaminación por PM2,5, proveniente principalmente del uso de los coches diésel, ajustándose a lo que recomienda la OMS.

Antonio R. Dosantos

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