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No todos están molestos con la prohibición del acceso de perros a las playas |
La perrofobia se impone y desde ayer, 1 de mayo, se prohíbe en Asturias estar o pasear con perros por la playa. Es igual que los animales estén atados o sin atar, que se recojan o no los excrementos, la prohibición se ejerce de forma totalitaria y sin dar una explicación racional, salvo remitirse a algunos casos en los que perros sueltos molestaron a usuarios de la playa. Casos en los que nadie duda que deben ser sancionados. De la misma forma que hay que sancionar a quien monta una pelea, se pone a cagar en la arena, o deja la playa llena de basuras; pero nadie generaliza esos casos particulares y no se pide prohíbir la presencia de humanos en las playas. Sin embargo
los ayuntamientos prejuzgan que todos los responsables de perros son infractores en potencia.
En Asturias los responsables de los animales se arriesgan a multas que van desde los 50 a los 300 euros, y para ello se pone a la Policía Local a patrullar las playas, como si de ello dependiera la paz social.
Pero la multa es relativamente pequeña si la comparamos con casos como las playas de
Cangas, en Galicia, donde las sanciones llegan hasta los 3.000 euros.
Antonio R. Dosantos
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