Fuente: Imagen de la zona quemada en Covadonga y nota de prensa de la representante de las asociaciones ecologistas asturianas en el Patronato del Parque Nacional de los Picos de Europa.
La representación de los ecologistas en el Patronato del Parque Nacional de los Picos de Europa que suscribe este comunicado denuncia nuevamente la dejación de funciones de vigilancia y de prevención de incendios forestales por los órganos gestores del Parque Nacional de los Picos de Europa, puesta una vez más de manifiesto esta lunes al declararse un incendio de ingentes dimensiones en las inmediaciones del Parque Nacional de los Picos de Europa que alcanzó al espacio protegido en la ladera de la Cruz de Priena, frente al Santuario de Covadonga, afectando a la repoblación forestal con especies autóctonas sita en La Cuesta Gines, dentro del Parque Nacional, que ha supuesto un ingente esfuerzo económico a los ciudadanos en el intento de repoblar la ladera que, en más ocasiones de las que soporta el medio natural, ha sucumbido bajo las llamas, y ello ante la pasividad de los órganos gestores.
Con ocasión del reciente incendio forestal en Caín, ya se denunció la inoperancia en la encomienda pública de custodia de los valores naturales de este espacio protegido, en la que los órganos gestores han vuelto a incurrir, permitiendo una vez más que gran parte del ecosistema, con las especies de flora y fauna que alberga, sucumba bajo las llamas. Hay que recordar que en 2012 se registraron en el Parque Nacional diecinueve incendios forestales, diecisiete de los cuales tuvieron lugar en la zona asturiana del espacio protegido, llegando a calcinarse 458,72 hectáreas, a las que se han de sumar las que, por mano de la propia Dirección del Parque Nacional, se incendian anualmente mediante quemas autorizadas para generar pastos.
Los ecologistas representados en el Patronato del Parque Nacional de los Picos de Europa reclamamos que se aplique con absoluto rigor la Ley de Montes y se prohíba todo acceso de ganado a las zonas quemadas hasta su completa regeneración, entendiendo que se alcanza ésta cuando la zona abrasada logre el estado de evolución forestal en que se hallaba con anterioridad a la declaración del incendio, persiguiendo con rigor sancionador a quienes infrinjan el acotamiento.
Así mismo, exigimos que el delito de incendio forestal sea perseguido sin pausa y sin tregua, con todos los medios posibles (efectivos, cámaras de vigilancia, protocolos de riesgo, entre otros), de modo que cada uno de los delincuentes sea puesto ante la autoridad judicial para ser juzgado y condenado. No hay que olvidar que la condena penal cumple con una función de prevención general del delito, y que si no se aplica, se prescinde de una herramienta fundamental para frenar la obstinación destructiva de quienes agreden, por intereses económicos, al Patrimonio Natural.
En este caso, atendiendo al esfuerzo inversor, que, al margen de la repoblación de robles en La Caballar, es el único que ha hecho la Administración orientado a la recuperación de los bosques asturianos del Parque Nacional (la inmensa mayoría de las inversiones económicas se destinan a las mejoras en las explotaciones ganaderas), ha quedado acreditado que el gravísimo problema de los incendios forestales en el Parque Nacional de los Picos de Europa sigue sin solución debido al craso error administrativo en cuanto al modo de afrontarlo.
Incendios como el perpetrado comprometen el destino de las ayudas y subvenciones para la Zona de Influencia Económica del Parque Nacional de los Picos de Europa, cuya devolución es exigible, habida cuenta del quebranto del condicionado con el que se perciben, que implica la obligación de proteger la Naturaleza del Parque Nacional. Así mismo, deben cesar las quemas ejecutadas por la propia Administración con el fin de evitar incendios forestales, pues a las claras se evidencia que no solo no se consigue tal fin, sino que se incita a la perpetración del delito, pues la modificación de la conducta agresiva incendiaria no se consigue mediante el incendio de los montes y bosques por la mano de la propia Administración, imitando a las personas que se comportan de manera tan censurable y careciendo de estudio alguno de impacto ambiental, pues se han realizando quemas en el Parque Nacional, impidiendo la regeneración del bosque atlántico, en 2004, 83 Hª; en 2006, 45,00 Hª, en 2007, 11,50 Hª, en 2008, 44,00 Hª, en 2009, 14,50 Hª, en 2011, 24,00 Hª, y en 2012, 30,00 Hª, y ello no ha servido para evitar el delito de incendio forestal en su modalidad más grave, el que se perpetra afectando a un espacio protegido.
Por su efecto erosivo y fragmentador sobre bosque atlántico, por el que ha sido declarado el Parque Nacional de los Picos de Europa, y por su afección a especies de fauna amenazada, se apela a la conciencia cívica de los ciudadanos para que pongan en conocimiento de la autoridad el hecho del delito, pues, habida cuenta de la desidia de los órganos gestores del Parque Nacional, es imperativa la actuación contundente y seria de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado encaminada a erradicar esta conducta delictiva de la sociedad.
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