Desde ayer, una serpiente de grandes dimensiones está escondida en el interior del tronco de un árbol en el barrio de Montevil de Gijón; aunque en este caso no es un bíblico manzano si no un más aturiano roble. A pesar de la mala fama hay que recordar que las serpientes pitón están más asustadas de los humanos que los humanos de ellas, por lo que procuran esconderse. Además en el caso de ciudades en latitudes como Gijón el frío y el hambre termina en pocos días con ellas; aunque en este caso el factor mortal puede ser el frío. Puede que estemos ante un nuevo caso del comercio desaprensivo de especies exóticas y de la inconsciencia de la mayoría de los dueños.
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