Está usted implicado en temas de lucha vecinal, protesta contra la corrupción urbanística o política, la demanda por una mejor calidad de vida y un medio ambiente más sano, la defensa de los intereses de los vecinos frente a los beneficios de las multinacionales? Pues cuidado porque usted pude padecer el SÍNDROME NIMBY. Del acrónimo inglés “not in my backyard” (no en mi patio trasero).Es lo que se deduce del artículo que publica EL PAÍS titulado Progreso sí, pero a costa del vecino cuyo autor es Claudi Pérez. El artículo es interesante por una doble razón:
- Primera para encontrar explicación a la cara que ponen los políticos gobernantes del PSOE+IU y los del Partido Popular; ante las demandas de asociaciones vecinales y ecologistas, la de “estoy hablando con unos chalados”; aunque en algunos casos no sólo lo piensan sino que te lo dicen directamente. Lo curioso es que cuando están en la oposición son ellos los principales explotadores del fenómeno Nimby, ya que les permite deslocalizar los problemas y apuntarse a todas las oportunidades. Por ejemplo nos podemos encontrar que un mismo partído político esté en una comunidad autónoma contra una planta regasificadora y en otra estar a favor y además desmontando los mismos argumentos que da para estar en contra en la primera. Claro que el artículista no habla de ello y retrata a los gobernantes como pobres sufridores que tienen que soportar a gente atacada de un síndrome y por tanto ajenos a argumentos racionales.
- Segunda porque pone como ejemplos las luchas contra centrales térmicas y plantas de gas, algo conocido en Asturias.
¿Cual será el siguiente paso?. ¿Meter en centros de salud mental a los que criticamos el modelo de progreso que quieren imponer los gobernantes y las multinacionales? Tratar como un síndrome a toda oposición a la política de los gobernantes no es un fenómeno nuevo y ya conocemos sus consecuencias. Es lo que aplica el régimen Chino a la oposición que los considera mentirosos, enfermos o que están pagados por la CIA.
Bravo por El País y sus articulistas con el síndrome CEMEPE.
Del acrónimo castellano: “Como Excitan y Molan los Ejecutivos y Políticos Encorbatados”
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